Hacemos un uso masivo y diario de la tecnología, lo que ha cambiado nuestra forma de trabajar, comunicarnos e informarnos. La salud mental en la era digital es un desafío significativo, pues ha amplificado problemas como la ansiedad y la depresión, entre otros.
La hiperconectividad nos afecta a nivel individual y como sociedad. Hoy te contamos cómo ocurre y qué estrategias podemos seguir para mitigar su impacto.
Ansiedad digital: el gran problema de salud mental en la era digital
Disponer constantemente e inmediatamente de información genera una sensación de urgencia para mantenernos al día de todo lo que sucede. Es una intoxicación de datos que puede provocar estrés y fatiga mental.
El cerebro humano tiene una capacidad limitada para procesar información de manera eficiente. La exposición continua a noticias y contenido en redes sociales puede generar una hiperactivación del sistema nervioso simpático, lo que contribuye a niveles elevados de cortisol, la hormona del estrés.
Consumir contenido ininterrumpidamente refuerza la necesidad de gratificación inmediata, es decir:
- Reduce la tolerancia a la incertidumbre y la espera
- Aumenta la ansiedad
¿Y qué ocurre con las redes sociales?
Estas herramientas que nacieron para favorecer la comunicación son un escaparate que nos lleva a compararnos y construir nuestra autoestima de manera inadecuada.
Estamos expuestos a estilos de vida editados y seleccionados cuidadosamente para gustar, que no tienen por qué coincidir con la realidad, y que nos llevan a compararnos:
- Se distorsiona la propia imagen, especialmente en el caso de los adolescentes, quienes aún están desarrollando su identidad.
- Refuerzan la autoevaluación negativa, llevándonos hacia la ansiedad social o la depresión.
- Pasamos a depender de la validación externa por medio de “me gusta” y comentarios, que se convierten en reguladores del estado de ánimo.
El problema de las redes sociales reside en que activan los circuitos de recompensa del cerebro, similares a los que se activan con las conductas adictivas, reforzando así su uso compulsivo.
Déficit de atención y aislamiento social
Los actuales problemas de salud mental en la era digital han demostrado que la exposición continua a estímulos breves y rápidos reduce la capacidad de mantener la atención en una sola tarea durante períodos prolongados. Seguro que lo has experimentado y se debe a:
- La disminución de la plasticidad sináptica en las regiones del cerebro asociadas con la memoria y la toma de decisiones.
- La fatiga cognitiva por alternar constantemente entre múltiples fuentes de información.
- La reducción del pensamiento crítico, pues el tipo de contenido que consumimos fomenta respuestas impulsivas en lugar de análisis profundos.
Resulta paradójico que la tecnología nos permita estar permanentemente conectados, pero reduzca la calidad de las interacciones cara a cara. La comunicación digital limita el lenguaje no verbal y la empatía, generando:
- Sensación de soledad porque la interacción digital no puede reemplazar el contacto humano, imprescindible para la regulación emocional.
- Dificultad para expresar las emociones, especialmente en el caso de niños y adolescentes.
- Desensibilización ante el sufrimiento ajeno por la exposición repetida a contenido impactante, el cual disminuye la respuesta empática.
Estrategias para reducir el impacto negativo y mejorar la salud mental en la era digital
No todo son malas noticias, también podemos mitigar estos aspectos negativos de la tecnología. Se trata de regular el uso que hacemos de lo digital siguiendo unas recomendaciones psicológicas básicas:
- Fomentar la atención plena: ayuda a reducir la impulsividad digital.
- Ser críticos con el contenido que consumimos: es importante una educación digital que nos enseñe a distinguir entre información útil y contenido falso o perjudicial.
- Interaccionar con el mundo físico: es fundamental recalcar la importancia de las interacciones sociales en persona.
- Poner en práctica técnicas de higiene digital: puedes establecer períodos sin pantallas, temporadas sin redes sociales o poner límites a su uso diario.
Una adecuada salud mental en la era digital requiere un equilibrio en el uso de las herramientas tecnológicas. Nuestro bienestar psicológico depende de la capacidad para regular el tiempo de exposición y desarrollar una relación saludable con la información y las redes sociales.