Seguro que has escuchado en más de una ocasión que la piel es el órgano más grande del cuerpo. Está expuesta a multitud de agentes contaminantes, cambios de temperatura y humedad y a la acción de todo tipo de microorganismos. Por estos motivos hemos de cuidar la piel y adaptar nuestras rutinas a la época del año en la que estemos. 

Tenemos que ser muy constantes con la limpieza y echar mano de los productos adecuados para cada tipo de piel (seca, grasa, mixta, reactiva, sensible…). Aunque no llevemos maquillaje, el paso de la limpieza facial sigue siendo imprescindible. Date cuenta de que, a lo largo del día, la suciedad va obstruyendo los poros y, si no limpiamos el cutis, se acelerará el envejecimiento de la dermis. Usa el limpiador en el formato que más rabia te dé: gel, espuma, aceite, pastilla…… Eso sí, grábate esto a fuego: no basta con pasar una toallita o un disco de algodón impregnado de agua micelar. Hay que usar un producto limpiador para eliminar a fondo los restos de sebo, suciedad, polución y maquillaje. Lo aconsejable es acometer la limpieza dos veces al día, al levantarte y antes de irte a la cama. En el caso de las pieles sensibles las mejores serán las formulaciones sencillas que no lleven demasiados ingredientes. Después del paso de la limpieza podemos aplicar tónico o agua termal para calmar.

Otro paso clave que no podemos pasar por alto para cuidar la piel es la hidratación. Para que la piel esté sana es imprescindible que esté bien hidratada. Echa mano de sérums y cremas específicas para cada tipo de piel. No todas las personas vamos a necesitar los mismos principios activos. Es vital decantarse por productos de calidad adquiridos en tiendas especializadas. Aplica la crema o el sérum con un leve masaje con las manos. Estimularás así la circulación sanguínea. En el caso del rostro, la piel que rodea a los ojos y a los labios es mucho más fina y delicada. De hecho es recomendable usar productos específicos para el contorno de los ojos y aplicarlos dos veces al día con suaves toques por encima del hueso orbital. Ten en cuenta que, a la hora de cuidar la piel, hay que incidir en los labios usando productos balsámicos y reparadores. 

En cuanto a las cremas de protección solar, hay que usarlas todo el año y no solo en verano. Hay que usar un factor de protección preferiblemente alto para evitar que el sol haga estragos en tu piel en forma de manchas, quemaduras y envejecimiento prematuro. 

Otra pauta de cuidado facial es la de la exfoliación. En el caso de las pieles grasas hay que hacerlo como mínimo dos veces a la semana para eliminar las células muertas de la epidermis y hacer que los productos cosméticos penetren mejor. Los productos exfoliantes tienen partículas que favorecen el proceso de renovación celular sin agredir a la epidermis. Algunos incluyen ácidos procedentes de algunas frutas (alfa hidroxiácidos) eliminan las células muertas de la piel.

La alimentación, factor clave para cuidar la piel

Estar correctamente hidratados y llevar una dieta equilibrada rica en vitaminas y antioxidantes es vital para que la piel esté hidratada y luminosa. Seguro que sabes que el alcohol y el tabaco aceleran el envejecimiento cutáneo. El humo seca la piel y constriñe los vasos sanguíneos. Además, las personas fumadoras tienen entre dos y tres veces más posibilidades de padecer psoriasis.

Por otro lado, dormir las 8 horas que recomiendan los especialistas también ayuda a disfrutar de una piel sana. ¿La razón? Que la piel se regenera mientras duermes.